Pages

lunes, 27 de enero de 2014

Perdu dans vos idées.

Te estoy leyendo una vez más, lo hago mientras sigo estas líneas que escribí para ti; lo justo, después de haberte dicho que quería leerte algo que había salido de mis manos. Te estoy leyendo en voz alta, casi gritando; hago tanto ruido como puedo porque temo que ya no me escuches, porque el sonido rebota en las paredes, se esquina en los recovecos de esta habitación y se estrella contra mis oídos con la misma intensidad con que salió de mi cavidad bucal.

Estás conmigo de nuevo, pero la fugacidad del tiempo se ha vuelto inminente. Deseo que se detenga ya. Siempre hay deseos que no se lograrán cumplir, tú ya te vas y a mí me quedan millones de minutos más que no podré sentir tu piel ni respirar tu aroma. Incluso ahora que imagino que realmente estás escuchando. Me he convertido en un loco de locos, uno de esos que piensa para sus adentros las cosas como se anhelan, de los que guardan sueños en los que apareces, para pensar que son realidades de un pasado que existió en algún lugar alterno en el que nunca estuvimos y al que siempre debemos volver para encontrarnos sin vernos, solo sintiendo.

Escribo y leo esto mientras se acaban los días, no estoy seguro de volver a verte, pero estás aquí todavía recostada sobre mis piernas, o con tu cabeza sobre uno de mis hombros; tal vez estás sentada frente mío, o frente al monitor de tu laptop leyendo y tratando de prestar atención, pero pensando en otra cosa, en el futuro, en los retos, en la explotación laboral; tal vez lo piensas todo en francés y te das cuenta que vous êtes perdu dans vos idées. Pero qué más da, posiblemente debas hablar más inglés o procurar aprender otro idioma ahora, y debas preocuparte un poco menos por tu pronunciación francesa, o por la mía.

Ahora quisiera empezar a construirnos algo, primero mental: más notas, más videollamadas, más fotos; después lo real y difícil. Lo que es, a simple vista, inalcanzable. Pero si mi lente enfoca mejor… si consigo capturar más imágenes después de presionar el obturador… y si te lo muestro en algún tiempo…Si las letras me favorecen entonces…Y si, y solo si… Quizá en algún espacio de la vida podamos compartir más que solo palabras y hojas con imágenes de cosas y personas que no saben mucho de todo lo que hay qué hacer para poder estar más cerca de ti. Porque no te ven así, porque no te conocen, porque a pesar de lo mucho que les hable de ti, jamás se imaginarán cuán importante eres en lo que me sucede y lo que estoy siendo. Lo que viene te lo dedico, porque seguro hasta entonces seguiré pensando que eres tú ese destello que me guía y me hace ver más claro por dónde voy andando. Pero de nuevo las circunstancias nos separan y es momento para volver a preparar las maletas. Me miento si no admito la realidad del líquido que sale de mis ojos ahora. Te miento si digo que estoy triste. Le voy a mentir a cualquiera cuando pregunten qué me pasa. Le diré la verdad a la mar, cuando te encuentre allá donde me volveré de nuevo poeta y te hable al oído susurrando, aunque la realidad sea que sigues lejos, más allá de donde pudiste hace tiempo imaginar que llegarías.


Sigo leyendo en voz alta, lo hago mientras afuera todo se vuelve más silencioso, pero no importa, estoy solo sentado frente al teclado, observando la pantalla, cambiando de canción de vez en vez, haciéndome a la idea, a una, no sé a cuál. El eco se mantiene en este cuarto de tres por tres, se sostiene del marco de la puerta, retumba en el vidrio de la ventana, se golpea de nuevo contra las paredes y choca en mis oídos ya casi sin fuerza, tiembla de miedo al saber que se acaba y será sustituido por el silencio, justo ahora que he terminado de leer para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario